Lo único más asombroso que la compra de WhatsApp por 19.000 millones de dólares es el increíble camino recorrido por el presidente ejecutivo del servicio de mensajería, Jan Koum.
Koum creció en Ucrania, migrando a principios de los años noventa a Estados Unidos cuando era un adolescente. Viviendo de subsidios estatales y cupones de alimentos, las llamadas telefónicas a su casa en Ucrania fueron un gasto de enormes proporciones. Eventualmente, Skype —de Microsoft— cambió eso, reduciendo dramáticamente el precio de las llamadas internacionales. Koum se propuso hacer lo mismo para los mensajes de texto en teléfonos celulares.
Por su propia cuenta, Koum “a duras penas” se graduó de la escuela secundaria en Mission Viejo, California. Ingresó a la Universidad Estatal de San Jose, pero se retiró. Koum trabajó en Ernst & Young como revisor de seguridad y luego se convirtió en ingeniero de operaciones y seguridad en Yahoo. En 2009, fundó WhatsApp, el servicio que ha acumulado 450 millones de usuarios en poco más de cuatro años y crece su base de usuarios a una tasa de un millón de personas al día. (Por cierto, el otro cofundador de WhatsApp, Brian Acton, intentó obtener un trabajo en Facebook pero fue rechazado. También Twitter lo rechazó).
A pesar de crear tan increíble éxito, Koum se ha apartado del centro de atención. Rechaza apariciones televisivas y rara vez concede entrevistas. Su prestigioso título de CEO ni siquiera aparece en sus redes sociales. En su perfil de LinkedIn, se describe como el "QA Tester" de WhatsApp. Antes había dicho que era el “Gerente de Tweets senior”.
Koum es dueño de 45% de WhatsApp, según Forbes. Eso significa que cuando se cierre el negocio con Facebook, su patrimonio neto será cercano a los 7.000 millones de dólares.
Pero Koum sigue siendo un sujeto aterrizado y está orgulloso de sus raíces ucranianas. Hace poco tuiteó: "Oro por la paz y la rápida solución de la crisis #Ucrania #libertad”.