En años recientes, la FIFA no solo ha sido noticia por velar por la aplicación del reglamento en las canchas, sino también por presuntamente violarlas.
El órgano rector del futbol, el deporte más popular del mundo, es un coloso multimillonario.
Sí, tiene gran poder. ¿Gran responsabilidad? No tanta, según los críticos.
Se ha acusado regularmente a la FIFA de soborno y corrupción, acusaciones que han llegado a un punto álgido tras haber asignado los Mundiales de 2018 y 2022 a Rusia y Qatar, respectivamente.
Entonces ¿por qué Estados Unidos, país en el que el futbol es menos popular que el futbol americano y el básquetbol, presentó cargos contra los altos funcionarios de la FIFA?
Para entenderlo, tenemos que guiarte por un viaje que, como verás, involucra a estadounidenses en todas sus etapas.
Primero:
Michael Garcia
El Mundial es algo importante. Ocurre cada cuatro años y es el mayor espectáculo deportivo del planeta. Representa beneficios económicos para el país que gana el derecho de ser sede. Piensen en todos los dólares provenientes del turismo. Por eso, los países lo persiguen ferozmente.
Pero cuando la FIFA concedió ese derecho a Rusia para el evento de 2018 y luego sorprendió al elegir a Qatar para la justa de 2020, los críticos y otros gobiernos se quejaron. Creyeron que había algo turbio. Querían que se rindieran cuentas claras del proceso de selección para ver si Qatar o Rusia habían tomado atajos.
La FIFA llamó a Michael Garcia, exfiscal del Distrito Sur de Nueva York. Se le encomendó la tarea de analizar el proceder de ambos países.
El hombre pasó 19 meses analizando el proceso de puja por la sede de estos dos torneos.
Para cuando hubo terminado, sus hallazgos abarcaban 350 páginas.
¿Qué hizo la FIFA?
Suprimió el informe, publicó un insignificante resumen de 42 páginas y se exoneró de cualquier acusación en noviembre.
Garcia contraatacó. Tachó las conclusiones de la FIFA sobre su informe de "incompletas y erróneas".
James Comey y Loretta Lynch
Como dijimos líneas arriba, Garcia fue fiscal federal del Distrito Sur de Nueva York. Su predecesor fue James Comey.
Comey es el actual director del FBI.
Las noticias del día de hoy son el resultado de una investigación que el FBI llevó a cabo a lo largo de tres años.
Las noticias del día de hoy son el resultado de una investigación que el FBI llevó a cabo a lo largo de tres años.
Luego tenemos la segunda conexión con Nueva York: Loretta Lynch.
Pero para empezar ¿por qué las autoridades estadounidenses empezaron a investigar a la FIFA?
Cuando la FIFA se absolvió de toda culpa, el FBI no estaba dispuesto a hacer lo mismo.
Querían saber si alguno de los presuntos actos de corrupción y soborno de parte de los funcionarios de la FIFA había ocurrido en suelo estadounidense.
Sabían que iban por buen camino, particularmente después de asegurar la colaboración de un antiguo alto funcionario de la FIFA, que también es estadounidense: Chuck Blazer.
Blazer estaba en un predicamento. No había pagado impuestos por muchos, muchos años y podría pasar varios años en prisión. Así que se volvió informante y consiguió documentos y grabaciones de las juntas con sus colegas de la FIFA, en las que se da a entender que las negociaciones no eran del todo limpias, según las autoridades policiales.
Chuck Blazer, el hombre que de modesto entrenador del equipo de la escuela de su hijo llegó hasta el comité ejecutivo de la FIFA, fue el informante que ayudó a la justicia estadounidense a destapar el escándalo de corrupción más grande en la historia del fútbol mundial.
La decisión del Departamento de Justicia de Estados Unidos de presentar cargos a un grupo de altos ejecutivos de la FIFA por soborno, corrupción y blanqueo de dinero, no hubiera sido posible sin el micrófono oculto con el que Blazer grabó las conversaciones de estos personajes, a lo largo de los últimos tres años.
Ahora, con 70 años y según dicen enfermo de cáncer, el otrora hombre más poderoso del fútbol estadounidense decidió cooperar con las autoridades para desvelar los secretos de la FIFA, un organismo con más poder de convocatoria que la ONU y más cerrado que el Vaticano.
Su lujoso tren de vida llamó la atención de las autoridades estadounidenses. Con apartamentos en Nueva York, Miami y las Bahamas, cargaba a la tarjeta de crédito de Concacaf hasta 29 millones de dólares en gastos.
Tenía dos apartamentos en la Torre Trump en Nueva York. Una unidad de cuatro recámaras por la que pagaba 18.000 dólares al mes, y otra contigua de 6.000 mensuales, sólo para su extensa corte de gatos.
Atrapado por el Servicio de Rentas Internas (IRS) de Estados Unidos por evasión fiscal, derivadas de los 20,6 millones de dólares que recibió de la Concacaf entre 1996 y 2011, Blazer acordó ayudar a los investigadores a construir un caso contra otros funcionarios de la FIFA.
Accedió a colaborar con el Departamento de Justicia de Estados Unidos tras declararse culpable de conspiración de crimen organizado, fraude, blanqueo de dinero, evasión de impuesto sobre la renta, y por no presentar un informe sobre sus cuentas en bancos extranjeros.
Esta no es la primera vez que Blazer sirve de informante a las autoridades. En mayo de 2011, fue el principal testigo en la investigación realizada por John P. Collins, exfiscal federal de los Estados Unidos y miembro del Comité Legal de la FIFA, que terminó en la suspensión de Warner y Bin Hammam, vicepresidente de FIFA, de todas las actividades de fútbol.
Chuck Blazer, el hombre que de modesto entrenador del equipo de la escuela de su hijo llegó hasta el comité ejecutivo de la FIFA, fue el informante que ayudó a la justicia estadounidense a destapar el escándalo de corrupción más grande en la historia del fútbol mundial.
La decisión del Departamento de Justicia de Estados Unidos de presentar cargos a un grupo de altos ejecutivos de la FIFA por soborno, corrupción y blanqueo de dinero, no hubiera sido posible sin el micrófono oculto con el que Blazer grabó las conversaciones de estos personajes, a lo largo de los últimos tres años.
Ahora, con 70 años y según dicen enfermo de cáncer, el otrora hombre más poderoso del fútbol estadounidense decidió cooperar con las autoridades para desvelar los secretos de la FIFA, un organismo con más poder de convocatoria que la ONU y más cerrado que el Vaticano.
Su lujoso tren de vida llamó la atención de las autoridades estadounidenses. Con apartamentos en Nueva York, Miami y las Bahamas, cargaba a la tarjeta de crédito de Concacaf hasta 29 millones de dólares en gastos.
Tenía dos apartamentos en la Torre Trump en Nueva York. Una unidad de cuatro recámaras por la que pagaba 18.000 dólares al mes, y otra contigua de 6.000 mensuales, sólo para su extensa corte de gatos.
Atrapado por el Servicio de Rentas Internas (IRS) de Estados Unidos por evasión fiscal, derivadas de los 20,6 millones de dólares que recibió de la Concacaf entre 1996 y 2011, Blazer acordó ayudar a los investigadores a construir un caso contra otros funcionarios de la FIFA.
Accedió a colaborar con el Departamento de Justicia de Estados Unidos tras declararse culpable de conspiración de crimen organizado, fraude, blanqueo de dinero, evasión de impuesto sobre la renta, y por no presentar un informe sobre sus cuentas en bancos extranjeros.
Esta no es la primera vez que Blazer sirve de informante a las autoridades. En mayo de 2011, fue el principal testigo en la investigación realizada por John P. Collins, exfiscal federal de los Estados Unidos y miembro del Comité Legal de la FIFA, que terminó en la suspensión de Warner y Bin Hammam, vicepresidente de FIFA, de todas las actividades de fútbol.
Pero ¿qué le importa a Estados Unidos?
Estados Unidos es parte de la Concacaf, el órgano rector del deporte en Norteamérica y el Caribe, afiliado a la FIFA.
CONCACAF es la confederación de asociaciones nacionales de fútbol en América del Norte, América Central, las islas del Caribe, las naciones sudamericanas de Guyana y Surinam y el departamento de ultramar francés de Guayana Francesa. Es una de las seis confederaciones pertenecientes a la FIFA.
CONCACAF es la confederación de asociaciones nacionales de fútbol en América del Norte, América Central, las islas del Caribe, las naciones sudamericanas de Guyana y Surinam y el departamento de ultramar francés de Guayana Francesa. Es una de las seis confederaciones pertenecientes a la FIFA.
Blazer era el segundo al mando en esta organización. Al contar con su apoyo como testigo, las autoridades estadounidenses se dispusieron a descubrir si la corrupción había llegado a los torneos que se habían celebrado en América.
Y así fue.
Una de las personas a las que se levantaron cargos es Jeffrey Webb, vicepresidente de la FIFA y presidente de la Concacaf.
Jeffrey Webb (George Town, Islas Caimán; 24 de septiembre de 1964) es tambien empresario y funcionario de fútbol caimanés, actual presidente de la CONCACAF. Fue elegido el 23 de mayo de 2012, sucediendo a Alfredo Hawit.
Los fiscales dijeron que los detenidos aceptaron sobornos y dádivas por más de 100 millones de dólares (unos 1,500 millones de pesos) desde principios de la década de 1990 y hasta la actualidad.
A cambio concedieron derechos de transmisión, comercialización y patrocinio en partidos que se celebraron en América.
Pero ¿Estados Unidos puede perseguir a los funcionarios de la FIFA?
Sí, porque…
La razón por la que Estados Unidos presentó cargos contra los sospechosos es que se cree que las conspiraciones se concibieron en suelo estadounidense.
"Según la solicitud de Estados Unidos, estos delitos se acordaron y se prepararon en Estados Unidos y los pagos se hicieron a través de bancos estadounidenses", señaló la Oficina de Justicia de Suiza.
Los fiscales también creen que el amplio alcance de las leyes fiscales y bancarias estadounidenses les dan jurisdicción.
Además, las autoridades estadounidenses pueden reclamar la jurisdicción porque el mercado televisivo estadounidense —y los miles de millones de dólares que pagan las televisoras estadounidenses— es el más grande para el Mundial.
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