El inspector Lei se hacía pasar por agente de la ley para vender documentos oficiales a quien tuviera problemas con la justicia
Se hacía llamar inspector Lei, vestía un impoluto uniforme de la Policía china y solía conducir su coche con la sirena puesta como si estuviera persiguiendo a algún criminal. Pero, en realidad, el delincuente era él, pues toda esa parafernalia policiaca no era más que el disfraz bajo el que se ocultaba un timador. Tras hacerse pasar por agente de la ley durante al menos dos años, el inspector Lei ha sido detenido después de que su novia le denunciara ante la Policía, la de verdad, cuando descubrió que toda su vida no era más que un engaño. Por cierto nada burdo, sino muy sofisticado.
Según informa el diario de Hong Kong «South China Morning Post», el inspector Lei había incluso reproducido una oficina de policía y una sala de interrogatorios en su casa, ubicada en la ciudad de Wuhan (provincia central de Hubei). En dicho escenario, en el que por supuesto no faltaban ni la bandera de China ni un busto de Mao, los agentes encontraron también un armario lleno de uniformes de policía, armas de fogueo, esposas y certificados oficiales falsificados. Al parecer, el detenido se hacía pasar por policía para vender dichos documentos falsos a quien tuviera problemas con la ley. A cambio de elevadas sumas de dinero, les prometía resolver todas sus cuentas pendientes con la justicia.
Su impostura estaba tan lograda que hasta su novia pensaba que era un auténtico inspector de Policía. Tras conocerse en 2012, cuando el hombre se hacía pasar por capitán del Ejército y vestía siempre con uniforme militar, le contó que había sido trasladado a la Policía al año siguiente. Pero la mujer empezó a desconfiar alertada por sus amigas y confirmó la mascarada cuando intentó cortar con él en abril. Para continuar con la relación, Lei intentó aparentar que era un policía tan poderoso que incluso había seguido todos sus movimientos. Y es que, además de espiarla, le había colocado sin que ella se diera cuenta un dispositivo GPS en su coche para seguir todos sus pasos.
Ante la insistencia de la mujer por acabar con la relación, el falso inspector Lei le pidió 80.000 yuanes (11.860 euros) como indemnización por la ruptura, ya que aseguraba haber cuidado de ella durante el tiempo que habían permanecido juntos. Cuando la joven se negó a pagarle, él le enseñó un vídeo que había grabado mientras hacían el amor y le amenazó con hacerlo público. En ese momento, la frustrada novia a la fuga se dio cuenta de que el inspector Lei no era más que un timador y acudió de inmediato a la Policía, esta vez a la de verdad.