Dos pantalones, un par de camisas, una estufa pequeña y un caja con una selección de sus libros favoritos son todas las posesiones de Brian Levy, aparte de pucheros, cubiertos, cepillo de dientes, gel de ducha y poco más. Pues más no cabría en su casa, que tiene tan sólo 19,5 metros cuadrados.
Levy vive en una "tiny house", una minivivienda en el barrio de Washington Stronghold. Allí compró un pequeño terreno en 2012 y se ha construido su propia casa. Esta sólo tiene una habitación, en la que gracias a un inteligente concepto de distribución espacial cabe todo lo que una vivienda necesita: cocina, dormitorio, zona de trabajo, comedor y baño.
Entusiasmado, Levy muestra lo versátiles que pueden ser cada una de las zonas. "Al sacar la cama sólo a la mitad, se puede utilizar como sofá", explica. El armario sirve de separador con el baño y bajo el tablero de su escritorio se esconde un piano. De un cubo para sentarse se obtienen cuatro taburetes y en su mesa multifuncional pueden comer hasta cinco invitados más.
No obstante, lo mejor de la casa de este innovador de 39 años es que va sobre ruedas. Pero no hay que confundirse: las "tiny houses" no tienen nada que ver con los "trailer parks", zonas de aparcamiento para furgonetas o caravanas en las que viven estadounidenses con escasos recursos.
Para cada vez más estadounidenses, alojarse en una minivivienda ofrece la posibilidad de hacer realidad un sueño que de otro modo no podrían financiarse. Así les sucede a los jóvenes Guillaume Dutilh y Jenna Spesard, de Illinois, que por 30.000 dólares construyeron una casita móvil, dejaron su trabajo y dedican este año a recorrer Estados Unidos y Canadá.
"Teníamos nuestras carreras profesionales predictaminadas, nuestras posesiones y la presión de una vida prevista de antemano", escribe Spesard, de 28 años, en el blog en el que la pareja relata cómo es su vida sobre ruedas.
En el caso de Renée y Greg, un matrimonio de Maryland que supera los 50 años, su objetivo para dentro de un par de años es trasladar su microhogar azul celeste junto a su barco de vela y vivir alternativamente en una casa y sobre el agua, según contaron a "The Washington Post".
Levy ha bautizado su hogar como "minim home", una casa mínima. Para él se trata de un proyecto con el que pretende convencer a más gente para que adopten la idea de las "tiny houses". Así, abre con frecuencia las puertas de su casa y responde a las preguntas sobre su modo de vida "micro".
Según afirma, hay que ser consciente de por qué la gente opta por una de estas viviendas. Vivir con menos no es siempre una decisión libre, sino que a menudo viene motivada por cuestiones económicas: muchos no pueden costearse comprar o alquilar una casa de medidas estándar en una gran ciudad.
Con todo, aunque las miniviviendas sean una alternativa habitacional más económica, según Levy no se trata de un movimiento. "Calculo que actualmente enEstados Unidos sólo hay unas 5.000 'tiny houses'". Y es que resulta difícil saber con exactitud cuántas minicasas sirven de vivienda principal en Estados Unidos.
En muchos estados del país rigen estrictas leyes que dificultan vivir sobre estas casas rodantes. Por eso, hay quienes mienten declarando otra vivienda principal, con el fin de engañar a las autoridades.
Vivir en una casa pequeña significa tener menos posesiones, menos cargas y producir menos residuos. Por eso, residir en una de estas miniviviendas está a menudo asociado a la conciencia medioambiental y al deseo de llevar un estilo de vida reducido. Pero eso no significa renunciar a la calidad de vida.
Así, para muchos resulta importante lo que sucede fuera de su minihogar. Según la arquitecta Sarah Susanka, defensora de las "tiny houses", es mucho más fácil vivir con menos si lo haces en un entorno hermoso. "Así, la ciudad se convierte en salón y comedor".
Sin embargo, no todos pueden vivir bien en un espacio pequeño. "Por eso, para muchos se trata de viviendas en las que residir durante una etapa para la que suponen la mejor solución", explica Levy. Y ese es justamente su caso. Aunque de momento, no tiene pensado cuándo mudarse a una casa "de verdad".