Deflacion, en que consiste

22La deflación consiste en un descenso en el nivel general de precios de un país, generalmente síntoma de una recesión o una caída de la actividad económica.

Según el Fondo Monetario Internacional, la deflación es una caída de los precios en el conjunto de la economía que se prolonga durante varios períodos. En consecuencia, se excluyen las caídas de precios en sectores determinados o que se produzcan de manera puntual.

La estabilidad de precios es uno de los objetivos básicos de la política económica. Aunque el fenómeno de la inflación es más frecuente y temido, la deflación también puede tener efectos muy perversos para el conjunto de la economía. A lo largo de la historia encontramos períodos deflacionistas intensos, 1890 y 1929, en los que las caídas de precios se producían de forma generalizada. En nuestra historia reciente, también ha habido períodos deflacionistas en Japón, en China y en otros países emergentes asiáticos, originados tras la crisis financiera de Asia.

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No se deben confundir los términos deflación y desinflación. La desinflación es una desaceleración en el ritmo de crecimiento de los precios, mientras que la deflación supone una caída de los mismos.

La deflación puede ser más o menos intensa. Puede darse una situación de caída de los precios moderada y corta, un período de caída de los precios moderada pero persistente e, incluso, una situación en la que se produzca un descenso brusco y persistente en el nivel de precios. Como ejemplo, podemos citar lo sucedido durante la Gran Depresión, la deflación más intensa del pasado siglo.

Los casos de deflaciones moderadas suelen ser originados por el estancamiento de la demanda debido a un momento recesivo del ciclo. También puede deberse a mejoras por el lado de la oferta.

Las deflaciones más intensas y prolongadas suelen ser causadas por deficiencias estructurales, bien en el sector financiero, en el mercado de bienes y servicios, en el mercado laboral o en las propias instituciones. En este caso, se hace necesaria una intervención más profunda por parte de las autoridades económicas para evitar las consecuencias de una deflación.

El caso más reciente de Japón nos pone de manifiesto que la deflación es difícil de prever y no es suficiente con observar la evolución de los precios, sino que es necesario analizar otros indicadores económicos como la actividad, el exceso de capacidad y la situación de los mercados financieros y del crédito.

Apuntadas algunas de las causas de la deflación, se debe señalar que las expectativas de los agentes pueden ser un factor importante de persistencia del fenómeno deflacionista. En un período recesivo, la disminución de la renta y la riqueza suelen ir unidas a un descenso en los niveles de consumo e inversión. El descenso de la demanda deja de presionar sobre los precios de los bienes de consumo y de inversión. Si los precios de los mismos se contienen y las expectativas no son halagüeñas, los agentes tratan de contener y aplazar en el tiempo sus decisiones de gasto, a la espera de un posible descenso de los precios. Las empresas atraviesan dificultades y el nivel de empleo desciende. De esta manera, el descenso de los precios se agudiza y prolonga en el tiempo.

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Causas

La deflación se produce cuando la oferta de bienes y servicios supera la demanda existente y el ajuste se realiza vía precios.

El exceso de oferta en los mercados de bienes y servicios se puede deber a un aumento de la oferta derivado de un exceso de la capacidad productiva, o bien a una disminución de la demanda consecuencia del momento del ciclo económico que se atraviese o a deficiencias de carácter estructural.

Consecuencias

La deflación tiene costes similares a los de la inflación, pero las consecuencias de la deflación son tanto más graves cuando ésta se prolonga en el tiempo.

La deflación suele acompañar a los momentos de recesión económica y dificulta la recuperación. La demanda agregada se contrae y se hace necesaria la puesta en marcha de políticas de signo expansivo, de carácter contracíclico. A su vez, el sector financiero se ve afectado porque la mala situación de las empresas y familias eleva los índices de morosidad.

Así como la inflación tiene efectos redistributivos a favor de los deudores, cuyas deudas pasan a tener un valor real inferior, la deflación tiene un efecto redistributivo que beneficia a los acreedores, pero estos son agentes económicos con menor propensión al gasto, lo que contrae aún más la demanda.

Las políticas económicas que deben articularse en momentos de deflación han de ser políticas de estímulo de la demanda, tales como:

  • - Una política monetaria expansiva, con descensos en los tipos deinterés y aumento de los fondos suministrados a las entidades financieras para fomentar el crédito.
  • - Una política fiscal expansiva, con incrementos del gasto público o disminución de los impuestos.
  • - Una combinación de ambas políticas.

Aunque debemos matizar que el margen de maniobra de la política monetaria queda enormemente mermado para situaciones de deflación; los tipos de interés no pueden descender por debajo de cero y por ello la capacidad de estímulo de la política monetaria puede ser insuficiente.

Carolina Hernández Rubio http://buff.ly/1QNBNXK