Coincidiendo con un momento en el que Venezuela acapara titulares internacionalmente por su crisis política, social y económica, el atletismo venezolano, que nunca había subido al podio en un Mundial, ha hecho paradójicamente historia en Londres-2017 con dos medallas, reseña AFP.
Primero llegó el bronce de Robeilys Peinado el domingo en el salto con garrocha y el lunes se dio el mágico oro de Yulimar Rojas en el triple salto. La clave en ambos casos ha estado en alejarse de la complicada situación en el país e ir a entrenar a Europa con entrenadores de prestigio, con los que han experimentado una progresión espectacular.
Yulimar Rojas, de 21 años, entrena desde hace dos años en en Guadalajara (España), cerca de Madrid, con el mítico exatleta cubano Iván Pedroso, mientras que Robeilys Peinado, de apenas 19, está desde el año pasado en Polonia con el técnico ucraniano Viacheslav Kalinichenko.
“La idea de la Federación es sacar todos los atletas de nivel de allá”, explicó el presidente de la Federación Venezolana de Atletismo, Wilfredys León, en una entrevista con la AFP en Londres, en la víspera del inicio de este Mundial.
“A Robeilys la saqué el año pasado y Yulimar lleva ya dos años fuera del país. Conocemos las duras condiciones en el país, están demasiado duras”, explicó entonces en alusión a las dos jóvenes que luego hicieron historia para Venezuela, cuyo mejor resultado hasta ahora en el Mundial era el octavo lugar de Eduard Villanueva en los 1.500 metros de Daegu-2011.
Envuelta en una bandera venezolana y exultante por el oro que acababa de conseguir con 14,91 metros, Yulimar Rojas fue preguntada el lunes de manera insistente por la situación política en su país.
“Estoy triste por todo lo que pasa en mi país, que es un país maravilloso. Vamos a salir de todo esto. Sé que se van a acabar las peleas y las guerras entre hermanos venezolanos. Espero que esta medalla dé felicidad a mi país. Mi país siempre me apoyó, siempre se preocupó de que yo me sienta bien”, declaró Rojas, sin querer incidir mucho en la cuestión.
La flamante campeona mundial de triple salto salió de Venezuela para entrenar con Pedroso y en tres meses ya había mejorado su marca en medio metro. La cosecha de medallas fue automática: oro en el Mundial bajo techo de Portland en 2016, plata olímpica en Rio en el mismo año y ahora este oro mundial en Londres, que le confirma como la nueva reina de la prueba, destronando a la hasta ahora intocable Caterine Ibargüen.
Robeilys Peinado, por su parte, mejoró su marca personal para lograr su bronce, superando la barra de 4,65 metros.
“En Polonia todo es muy frío, la gente es fría también. Mi vida allí se resume en ir de casa a los entrenamientos y de los entrenamientos a casa. Hasta el internet lo tengo limitado y no veo la televisión porque no la entiendo. Es un sacrificio muy grande, pero ha merecido la pena”, dijo tras lograr la medalla.
– Fenómeno similar al fútbol –
Pero Rojas y Peinado no son las únicas atletas del equipo venezolano que se entrenan fuera de España, ya que la cifra se acerca a la decena.
“Allá en Venezuela no hay muchas competencias, para mejorar necesito ir a lugares donde sí las haya, para mejorar. La situación política en mi país está pasando de un tiempo para acá y ahorita sería imposible mejorar marcas allá”, explicó una de ellas, la velocista Andrea Purica, que entrena en España, en una entrevista con la AFP previa a su participación en Londres, donde no superó la primera ronda de los 100 metros.
La cuestión del éxodo de deportistas para poder crecer es algo que ya se da en otros deportes y que tanto Venezuela como Sudamérica conocen bien en deportes como el fútbol.
Las principales estrellas de la ‘Vinotinto’ salieron del país para desarrollar su carrera a edades tempranas.
Es el caso por ejemplo de José Salomón Rondón, que debutó con el equipo nacional a principios de 2008 y meses después ya estaba poniendo rumbo a Europa, donde ha jugado desde entonces en clubes de España, Rusia e Inglaterra, donde sigue, en el West Bromwich.
Sergio Córdova, máximo goleador de la selección venezolana que hizo historia llegando a la final del Mundial Sub-20 de Corea del Sur en junio, tiene apenas 19 años y apenas unas semanas después de brillar en el torneo FIFA se unió al Augsburgo alemán.