El abogado venezolano Tarek William Saab ha sido llamado por la “revolución bolivariana”, de la que es un ferviente defensor, para asumir el cargo de fiscal general y hacer “justicia” en medio de la tempestad política que vive el país mientras el chavismo gobernante refunda la república.
Por Héctor Pereira / EFE
La Asamblea Nacional Constituyente (ANC), integrada únicamente por oficialistas y elegida el domingo -pese al rechazo de la oposición venezolana y buena parte de la comunidad internacional-, designó hoy a Saab como titular de la acción penal y destituyó a Luisa Ortega, tras cuatro meses de críticas al Gobierno de Nicolás Maduro.
Con ello, el jurista de 54 años deberá dejar la Defensoría del Pueblo -un despacho al que llegó en diciembre de 2014- y tomar las riendas del Ministerio Público (MP, Fiscalía), convertido este año en la institución más crítica con el Ejecutivo al que acusó de cometer “terrorismo de Estado”.
Su llegada a esta cartera ha sido facilitada por la plenipotenciaria ANC que decretó la emergencia en la Fiscalía para que Saab pueda llegar “tomando decisiones para la reestructuración” de ese organismo, según adelantó hoy el dirigente chavista Diosdado Cabello, integrante de la Asamblea Constituyente.
Desde que iniciaron las protestas en Venezuela, el pasado 1 de abril, Saab ha defendido la legitimidad del Gobierno y recriminado los planes “golpistas” de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que le exigió denunciar la “ruptura del orden constitucional” en el país, como lo hizo la entonces fiscal.
Él, en cambio, repudió el asedio que vivió la Defensoría del Pueblo, hacia donde fueron convocadas sin éxito una veintena de manifestaciones ciudadanas que terminaron dispersadas por la fuerza pública, y puso énfasis en los “crímenes de odio”, cometidos en medio de protestas antigubernamentales.
El político, también poeta y un asiduo usuario de las redes sociales, reiteró que no sería “cómplice” de un boicot al Estado venezolano sometido, a su juicio, a una campaña internacional de descrédito.
Incluso, luego de que su hijo mayor le pidiera públicamente actuar contra “la represión” de Maduro y “poner fin a la injusticia” el entonces ombudsman se limitó a decir que respetaba esa “opinión”, y a través del canal estatal VTV envió un mensaje en el que aseguró que no defraudaría a la revolución.
Esta promesa resulta coherente al revisar la carrera política del ahora fiscal general, quien ha sido diputado, constituyente y gobernador en los últimos 19 años, siempre al servicio del socialismo que instauró en Venezuela el fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013).
Precisamente como legislador le tocó vivir el fallido golpe de Estado de 2002, cuando fue detenido por los insurrectos.
Este acontecimiento es uno de los argumentos más esgrimidos por Saab al ofrecer declaraciones a los medios de comunicación en un afán por condenar este tipo de acciones y a quienes las cometen..
De algún modo, el exdefensor del Pueblo fue dando pasos hacia la titularidad de la acción penal en medio de la actual oleada de protestas al solicitar ante el Tribunal Supremo -y conseguirlo- que se le adjudicase a su despacho la potestad para acceder a expedientes y acusar a quienes incurran en violaciones de derechos humanos.
Este es un tema bandera de Saab como presidente del Poder Ciudadano -integrado por la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía y la Contraloría General- y, seguramente, lo seguirá siendo ahora como guardián de la legalidad.
Aunque la designación del fiscal general debe ser avalada por el Parlamento, actualmente controlado por una contundente mayoría opositora, la suya surge en tiempos de Constituyente.
La ANC acusada de fraudulenta y rechazada por varios gobiernos encomendó a este hijo de inmigrantes libaneses y padre de tres hijos hacer “justicia” para que haya “paz” en la nación petrolera y así cumplir con una de las promesas de la campaña oficialista.
“Estoy seguro que con Tarek William Saab va haber justicia, que no significa venganza, nosotros no actuamos en base a esa premisa”, auguró hoy Diosdado Cabello. EFE