El chavismo se llevó todo lo que no está atornillado al piso. Exministro de Chávez dice en The New York Times que el país ha sido saqueado “como en la época de la conquista” española, “cuando el oro y la plata eran robados por toneladas”. El diario neoyorquino detalla transacciones que permitieron a funcionarios y sus compinches robar a los venezolanos decenas de miles de millones de dólares. Ninguno está preso. El presidente Maduro tiene una explicación más sencilla: la oposición y sus secuaces fabrican colas para inventar la escasez
MARIO SZICHMAN /Nueva York
“Es escándaloso”, declaró a The New York Times
Víctor Álvarez, un economista de izquierda y ex ministro durante el
gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez Frías: Venezuela ha sido
saqueada “como en la época de la conquista” española, “cuando el oro y
la plata eran robados por toneladas”.
Álvarez no estaba haciendo alusión a
los gobiernos de la Cuarta República, sino al presidido por Chávez y
ahora por Nicolás Maduro.
La nota del periódico neoyorquino no
tiene desperdicio al describir cómo la fortuna de los venezolanos fue
dilapidada durante los gobiernos de la Revolución Bolivariana. Buena
parte de los saqueos se registraron durante la época en que Chávez
condujo los destinos de la nación directo hacia el abismo.
He aquí
algunos datos oficiales, para solaz de las generaciones futuras:
– Una empresa venezolana importó equipo
agrícola, entre ellos, máquinas para sacar los granos de maíz de las
mazorcas. Cada máquina, de acuerdo a la empresa, costaba 477.750
dólares, aunque el precio en el mercado era de unos 2.900 dólares.
–Otra
compañía adquirió equipos para matar y destripar pollos a un costo
total de 1,8 millones de dólares. Cuando la policía investigó, descubrió
que los equipos “eran un amasijo de chatarra oxidada”.
–Un
empresario recolectó 74 millones de dólares para llevar aVenezuela
productos químicos y otras mercancías adquiridos en el exterior. “Pero
no envió casi nada a cambio”.
–La firma de consultoría Ecoanalítica,
dijo que entre el 2003 y el 2012, durante todo el gobierno de Chávez,
“unos 69.500 millones de dólares fueron robados del erario público a
través de fraudes a la importación”.
–Un 20 por ciento de las
importaciones fueron hechas por “empresas privadas” que eran tan
inexistentes como las 13 millones de firmas que recaudó Maduro para
defender a siete funcionarios acusados de violar los derechos humanos y
faltar a sus deberes. Por otra parte, un 40 por ciento de las
importaciones concretadas por agencias del gobierno y compañías
administradas por el estado “fueron fraudulentas”.
–La ex presidenta
del Banco Central, Edmée Betancourt, dijo que unos 20.000 millones de
los 59.000 millones de dólares destinados a importar productos en el
2012 (cuando todavía gobernaba Chávez) “desaparecieron a través de
transacciones fraudulentas”.
La mano negra de los funcionarios y
enchufados chavistas tendió sus tentáculos hacia el exterior, inclusive
rumbo países de gobiernos amigos, como el de Ecuador.
“La escala” de las estafas, señaló The
New York Times es “mind–boggling,” alucinante, y “ha creado
distorsiones en la economía regional”. En Ecuador, fiscales acusaron a
tres empresarios venezolanos de usar una serie de “Shell companies,”
(empresas fantasmas) para recibir unos 74 millones de dólares en
embarques hacia Venezuela entre 2012 y 2013, con precios inflados. En
otros casos, la mercancía no existía.
El fraude, indicó el diario, “contribuyó
al colapso de un banco ecuatoriano, que informó de pérdidas por decenas
de millones de dólares". La fiscalía ecuatoriana ha denunciado otras
exportaciones fraudulentas a Venezuela en que estuvieron involucradas
varias compañías. El fraude asciende a unos 150 millones de dólares.
Jesús Faría, un chavista, integrante de
una comisión investigadora destinada a examinar las importaciones
dolosas y miembro de la Asamblea Nacional de Venezuela, dijo que habían
sido descubiertas más de 250 compañías que habían violado la ley, en
tanto la oficina del fiscal general “debe investigar y evaluar a
centenares de empresas”.
¿Qué ha ocurrido? Faría lo explica mejor: “No
he visto que hayan sancionado una sola de esas compañías”.
Otro caso es el de Panamá, donde
exportadores que trabajan en la zona franca facturaron embarques a
Venezuela por 1.400 millones de dólares. Según The New York Times,
funcionarios panameños dijeron que de ese total, 937 millones de dólares
eran una completa patraña. Las compañías habían cobrado por productos
inexistentes.
Hasta ahora, de acuerdo al periódico,
solo existe un caso en que la fiscalía venezolana metió en la cárcel por
actos indebidos a un alto funcionario de la agencia de control de
cambios, Francisco Navas.
El ex funcionario fue acusado en el 2013
de lavado de dinero y de conspiración. Según la fiscalía, aceptó
sobornos a cambio de autorizar el pago por millones de dólares a
empresas que se dedicaban a importar mercancía imaginaria.
Un alto
funcionario de la agencia dijo que Navas cobraba el equivalente a 46
centavos por cada dólar aprobado.
Alonso Medina, abogado de Navas, dijo
que su cliente es un chivo expiatorio, usado por las autoridades
venezolanas para demostrar su empeño en combatir la corrupción.
En la Venezuela actual, solo existe una
clase de funcionarios públicos: los incorruptibles. Algunos se
incorporan luego a la categoría de corruptos, pero solo cuando abandonan
el gobierno o pasan a ser testigos protegidos del departamento de
Justicia de Estados Unidos.
Es el momento en que sufren otra
transformación bipolar: todos ellos se convierten en chivos expiatorios
para las autoridades norteamericanas, y en traidores a la Revolución
Bolivariana para los que continúan siendo incorruptibles.Al menos por un
rato.
Entre tanto el presidente de Venezuela,
como Diógenes con su linterna, sigue buscando a quien hacer responsable
de todo el desmadre. Maduro tiene una sencilla explicación para la
actual debacle que sufre el país: Venezuela se ha convertido en un
enorme espejismo.
Las colas son un invento mediático, o de
grupos opositores enrolados en la guerra económica. Según explicó,
grupos infiltrados “de gente corrompida” ponen a la gente hacer cola
frente a los supermercados y cadenas de farmacias, mientras en el
interior de los negocios, todo está vacío de personas, y repleto de
productos.
Seguramente todo lo que dice el
presidente es cierto. ¿Qué gana con mentir? Recuerdo que hace 60 años,
en la Argentina, durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón, se
libró otra guerra económica “contra el agio y la especulación”.
Perón insistía en que los agiotistas
participaban en una inexistente campaña de desabastecimiento. A cada
rato el Canal 7 de televisión, el único canal en ese momento, y además
oficialista, sacaba a la calle a sus reporteros, y entrevistaba a
agiotistas arrepentidos que confesaban ante las cámaras su participación
en la inexistente campaña de desabastecimiento.
Generalmente, al concluir su confesión,
el agiotista arrepentido decía: “Mi propósito era incitar a la canalla a
celebrar con champán”, mientras se golpeaba el pecho. La canalla era el
equivalente de los escuálidos, que celebraban con el espumante sus
éxitos al crear una escasez imaginaria.
De todas maneras, la inexistente y
permanente escasez llegó a la Argentina para quedarse.
Todavía hoy la
canalla sigue celebrando con champán . Posiblemente, algo parecido
ocurra en Venezuela. Y el bochinche seguirá hasta la estampida final.
Por cierto, el último que huya no
necesita apagar la luz. De eso ya se ha encargado de hacerlo el ministro
del Poder Popular para la Energía Eléctrica, y presidente de CORPOELEC,
Jesse Alonso Chacón Escamillo.