En estos días, el destino de los cristianos que aún quedan en Oriente Medio aparece poco en las noticias de los principales medios de comunicación. En la actualidad, las noticias se focalizan en los atentados terroristas sucedidos en Europa, yendo siempre detrás del último –como lo hacen las agencias de seguridad, aunque sin evitar el próximo–. Considerando la orientación tanto de las iglesias como de la dirigencia política en los países europeos, la omisión del drama de los cristianos y sus iglesias no deja de ser lamentable, según declaraciones del filósofo, académico y teólogo australiano Mark Durie.
El pensador australiano señala también que “si esto persiste, los cristianos no tendrán futuro en la región y desaparecerán en menos de 25 años“.
“El destino de los cristianos que aún quedan en Oriente Medio se vislumbra como oscuro de toda oscuridad si los principales medios de comunicación no hablan de su infortunio y los crímenes que se cometen contra ellos”, declaro Durie.
“En la actualidad y desde principios de 2015, la prensa occidental se centra en los atentados terroristas acaecidos en Europa y en asuntos sobre la continua y descontrolada migración de musulmanes de África y Asia a Europa Occidental. La omisión por parte de la Iglesia de las matanzas y el sufrimiento de sus fieles es lamentable“, afirmó el teólogo australiano.
Muchos miembros de las iglesias europeas se encuentran atemorizados, particularmente desde la orgía de agresiones sexuales en masa cometida contra las mujeres alemanas la noche del último 31 de diciembre. Fue allí donde se pudo observar con claridad como los miembros de la congregación de la catedral de Colonia quedaron perplejos y aterrorizados por los inmigrantes musulmanes.
El 15 de febrero, el ministro del Interior francés, Bernard Cazeneuve, se vio obligado a admitir que los ataques contra lugares de culto y cementerios cristianos en Francia aumentaron un 30% respecto del año anterior y que han sido 820 los casos denunciados, declaró al diario francés Le Figaro.
El 27 de marzo de este año, las agencia de noticias informaron que los yihadistas comenzaron a atacar en trenes y en el metro. Luego fue que bombardearon Bruselas ese mismo mes. Y como pudo establecer la agencia de seguridad interior francesa, los islamistas tenían la intención de atacar y masacrar fieles católicos durante los servicios de las pascuas en varias capitales europeas, incluyendo el Reino Unido.
La noche del 25 de junio, la consigna de guerra yihadista de “Allahu Akbar” (‘Dios es grande’) apareció pintada en la estatua de San Petronio (santo patrón) de la ciudad de Bolonia, Italia.
La persecución de los cristianos en Irak ha llegado a su apogeo con la invasión del país por el Estado islámico. La larga cadena de atentados con coches bomba contra lugares de culto cristianos, secuestros, asesinatos, expropiaciones, robos a mano armada, amenazas para abatirlos, discriminación para desalentarlos, presiones psicológicas para exacerbarlos, sermones llenos de odio para empujarlos al exilio, etc.
Así, entre el 1 de agosto de 2004, cuando varias iglesias fueron atacadas con bombas, y la invasión del Estado islámico, los cristianos de Irak han sido blanco de tres grandes olas de persecución: Dora, un suburbio de la capital en el período 2006-2007 se ha desecho de los cristianos; en octubre de 2008, Mosul y la provincia de Nínive; Aldeas cristianas en Mosul de nuevo en junio, julio y agosto de 2014.
En todos los casos, los extremistas han advertido a los cristianos a convertirse en musulmanes o pagar el jiziah; la tasa para su supervivencia, o irse sin llevarse nada. El impuesto podría ser sustituido por el reclutamiento de jóvenes cristianos para la guerra o niñas para el 'nikah y la jihad [Las novias de la yihad, es decir, para unirse a la milicia y tener hijos para educarlos en combate]. De lo contrario, los cristianos tendrian que irse al exilio, dejandolo todo. Si se hubieran quedado, sería legítimo matarlos, justificado por Dios de acuerdo a la ley Sharia, el código de las leyes y la jurisprudencia islámica
Policías alemanes montan guardia fuertemente armados las 24 horas en la catedral de Bremen, desde marzo de 2015, después de recibir información de la inteligencia interior alemana de que yihadistas planeaban atacar la catedral de la ciudad y la sinagoga.
En lugares como Siria e Irak, comunidades cristianas, acostumbradas a vivir en paz con sus vecinos musulmanes por los últimos 20 años, hoy ven que esos mismos vecinos se lanzan a cazarlos como animales, influenciados por el fundamentalismo.
En lugares como Líbano y Siria, donde nacieron y se expandieron las iglesias orientales de varias denominaciones que se arraigaron allí por siglos, entre ellas, la maronita, la melquita sirio-católica o la apostólica armenia, están siendo diezmadas por el islamismo.
Bajo la dominación islámica, los cristianos y judíos sometidos al islam que se negaron a la conversión debían pagar un impuesto que evitaba que fuesen sacrificados por los musulmanes. El impuesto, denominado yizya –en lengua árabe–, fue reimplantado por el ISIS en junio de 2014. Y como señala Durie, tal “pacto de rendición llegó a ser conocido como dhimmitud“.
La racionalización de estos acontecimientos históricos y la violencia que acompañó a su eventual imposición estaban recogidas por la revelación “divina”, en el verso 9:29 del Corán. El escritor Carey Lodge lo explica en The Christian Today cuando cita el ejemplo del asalto a la iglesia en Qamishli en que “los atacantes robaron las cajas de donación de la iglesia antes de detonar sus explosivos y destruirla”.
“En la actualidad, una proporción significativa de la población musulmana de Europa en países tan variados como el Reino Unido, Alemania, Bélgica, Francia y Suecia, subsisten económicamente de la asistencia social del Estado de acogida y de donaciones provenientes de los impuestos derivados de la dhimmitud que reparten organizaciones islamistas bajo la cobertura de caridad.