El gobernante venezolano Nicolás Maduro, quien podría ser sancionado por la Asamblea Nacional esta semana, está dispuesto a ofrecer la posibilidad de realizar elecciones generales a finales del próximo año para tratar de frenar los esfuerzos de la oposición de removerlo del cargo, dijeron fuentes familiarizadas con la situación.
La oferta podría ser presentada formalmente en el marco del polémico diálogo entre el régimen y la oposición, encuentro promovido por el Vaticano y que es visto por Maduro como una gran opor tunidad para desinflar las maniobras para destituirle.
“El gobierno está ofreciendo ir a unas elecciones generales en diciembre del 2017, y para eso ellos cederían algunos espacios”, dijo una de las fuentes que habló bajo condición de anonimato.
Esos espacios permitirían que la Asamblea Nacional nombrara a algunos rectores nuevos del Consejo Nacional Electoral (CNE), agregó.
Otra de las fuentes manifestó que un eventual acuerdo entre los bandos también podría incluir la liberación de algunos presos políticos, y promesas de disminuir los ataques y las restricciones que el chavista Tribunal Supremo de Justicia ha estado imponiendo a la Asamblea Nacional.
A cambio, la oposición tendría que comprometerse a abandonar su agenda de destituir a Maduro, y dejar de lado la investigación de las múltiples versiones que aseguran que el gobernante ejerce la nacionalidad colombiana, situación que de ser comprobada podría conducir eventualmente a una declaratoria de ilegitimidad sobre la totalidad de su gobierno.
Impulsado por el descontento tras la decisión del régimen de bloquear un referendo para revocar el mandato de Maduro, la Asamblea Nacional la semana pasada declaró que el gobernante había roto el hilo constitucional, a través de lo que constituía un golpe de estado que está siendo ejecutado por etapas.
En vista de ello, la Asamblea anunció que discutiría esta semana una resolución para declarar que Maduro, al dejar de cumplir con la Constitución, había cometido actos que equivalen al abandono del cargo, y que la presentaría con la notificación de destitución a través de una marcha multitudinaria que el jueves llegaría hasta el palacio presidencial de Miraflores.
Ese es un escenario de poco agrado para el chavismo. El régimen tradicionalmente ha impedido que las manifestaciones de la oposición lleguen hasta el palacio de gobierno desde el golpe de Estado del 2002, cuando el entonces presidente Hugo Chávez fue depuesto por algunos días.
Pero el anuncio de la marcha fue realizado antes del repentino inicio del proceso del diálogo, y ahora que las partes acordaron la agenda de discusiones, algunos temen que dirigentes políticos de la oposición comiencen a buscar la manera de evitar la declaratoria de que Maduro abandonó el poder para tratar de cosechar réditos políticos en la mesa de negociaciones.
Sin embargo, no son todos los dirigentes de la oposición que ven con agrado la propuesta de diálogo.
“Nuestro gran temor es que el diálogo solo oxigene al gobierno”, dijo Freddy Guevara, coordinador de Voluntad Popular, uno de los mayores partidos políticos del país.
Pero no hay dudas sobre las bondades del diálogo en el campo del régimen.
“Nosotros insistimos en que el diálogo es fundamental para llegar a un proceso electoral así, nadie va a reconocerle la victoria a nadie, sería la profundización del conflicto que peligrosamente pudiera llegar a etapas superiores de violencia”, aseguró el diputado Elías Jaua, quien es uno de los negociadores del oficialismo.
Representantes del gobierno y la oposición se reunieron el domingo en un encuentro preparatorio para fijar la agenda de las negociaciones.
Esas conversaciones terminaron en la madrugada del lunes con un acuerdo para bajar de tono la encendida retórica de los últimos días y para instalar cuatro mesas de trabajo sobre temas que van desde derechos humanos hasta la economía.
Los diálogos serán mediados por un enviado del Vaticano y los ex presidentes José Luis Rodríguez Zapatero, de España; Martín Torrijos, de Panamá, y Leonel Fernández, de República Dominicana. También se convino un nuevo encuentro el próximo 11 de noviembre.
El arzobispo Claudio María Celli, enviado del Vaticano, elogió el inicio de la más reciente ronda de diálogos que calificó de “muy positiva”. El clérigo exhortó a ambas partes a que hagan concesiones para evitar el fracaso de las conversaciones, como sucedió en los intentos previos.
“Este camino apenas inicia, así que les pido en nombre del papa Francisco que cada parte acceda a ciertos gestos que permitan dar credibilidad a este proceso”, declaró Celli, presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales.
Carlos Sánchez Berzaín, director ejecutivo del Interamerican Institute for Democracy, mostró preocupación al resaltar que la agenda del dialogo no incluyó el único tema que en realidad debería estar siendo discutido por la oposición después de que la asamblea declaró que Maduro se había convertido en un dictador.
“El único objeto aceptable para el pueblo venezolano y la oposición es discutir cómo se va Maduro. No creo que esté en tela de juicio la discusión de si se va o no se va, porque esa opción ya la jugó Maduro al impedir el referendo revocatorio, con lo cual rompió el sistema democrático”, afirmó Sánchez Berzaín desde Miami.
En este momento, “es muy importante para el pueblo venezolano que la oposición fije, a la brevedad posible, que el objeto del diálogo es la salida de Maduro y que lo que se está discutiendo es el cómo”, agregó.