¿Por qué degüellan los yihadistas en lugar de pegar un tiro a sus víctimas?

Los militantes del Estado islámico utilizan el cuchillo por razones rituales y no para ahorrar munición

isis1El asesinato del periodista norteamericano James Foley a manos de los yihadistas del Estado Islámico ha disparado la polémica -únicamente en los foros occidentales, no en los árabes- en torno al presunto carácter islámico de su brutal método de ejecución. Solo hay un punto de consenso en los dos bandos en disputa: los yihadistas utilizan el cuchillo, el hacha o la espada por razones rituales y no para ahorrar munición.

Los expertos musulmanes o eruditos que simpatizan con el islam subrayan que el Corán no se refiere expresamente a la pena de decapitación.

El libro sagrado de los musulmanes -afirman- establece tan solo la regla del «ojo por ojo, diente por diente», lo que abre la posibilidad de utilizar la espada solo contra quienes la hayan utilizado previamente.

Según la corriente de ulemas, teólogos musulmanes, citados por los medios occidentales, Mahoma solo permitió expresamente la mutilación de miembros de los ladrones. La lapidación de adúlteros no sería, incluso, una norma establecida por el Corán, sino una práctica islámica fundamentada en un «hadith», una tradición musulmana.

En el otro extremo del debate, no pocos expertos en el mundo del islam ratifican la coherencia del método de ejecución por degüello o por decapitación, práctica asentada en el mundo musulmán desde el siglo VII. Utilizarla en el siglo XXI cuando el resto del mundo civilizado la abandonó hace mucho tiempo es una lectura sin duda radical y fundamentalista del islam, pero ortodoxa con la doctrina.

Al optar por el método de ejecución más espeluznante e incómodo para el verdugo, los yihadistas pretenden subrayar su deseo de ser fieles a lo que entienden que pide el Corán, para entrar al morir con más privilegios en el paraíso. Varios versículos del libro sagrado apuntan, indirectamente, a la práctica de la decapitación contra los incrédulos(5:33, 8:12, 47:4).

El hecho de que Arabia Saudí, el país guardián de los lugares sagrados del islam, utilice de modo habitual la ejecución por decapitación en sus plazas públicas es una prueba fehaciente del carácter ritual y presuntamente religioso de ese método. Las ejecuciones por espada se programan en Riad los viernes, tras la principal oración de la semana en la mezquita.