Es uno de los hombres más ricos y poderosos del planeta. En sus cuentas bancarias se alojan tantos ceros que a muchos aturdirían. Poco a poco se fue adentrando en el corazón de un filántropo para dedicar sus esfuerzos en mejorar la desigualdad residente en el planeta. Era el malo malísimo del mundo tecnológico, amasó su fortuna con algunas prácticas empresariales dudosas en opinión de sus competidores, pero, como si de una historia de Charles Dickens se tratase, ha pasado a ser figura clave en la ayuda de los demás.
El magnate y filántropo estadounidense Bill Gates ha puesto su mirada en América Latina, de donde dice que su desarrollo pasa por «tener un mejor sistema educativo (público)», algo en lo que está dispuesto a trabajar con distintos socios desde su fundación. «Nos encantaría trabajar con otros filántropos en la región», ha manifestado en una entrevista con Efe después de inaugurar en la ciudad mexicana de Texcoco las nuevas instalaciones del Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMYT), dedicado a la investigación en productividad agrícola desde 1966.
El fundador de Microsoft considera que en los países de este entorno «hay algunas buenas universidades pero, en promedio, la educación pública no es lo que debería ser, particularmente si se compara con el sudeste de Asia». Ante el reto de cambiar eso, el también cofundador de la Fundación Bill y Melinda Gates recuerda que «incluso países de Asia con niveles de riqueza inferiores (a los latinoamericanos) hacen un mejor trabajo en educación».
«Con el tiempo creo que la filantropía aumentará en todas partes» «Nuestra fundación se enfoca en educación en Estados Unidos y esperamos que algunas lecciones en términos de cómo se evalúa a los profesores y se les ayuda a mejorar, cómo utilizar la tecnología, (...) sean llevadas a nivel global». Para ese mejor desarrollo considera importante que los Gobiernos de estos países trabajen más a conciencia en problemáticas de salud y en cómo erradicar la desnutrición, que puede dañar el «desarrollo cerebral» de los niños y causarles problemas para «alcanzar su potencial» máximo.
Con todo, Bill Gates comenta que algunos países como Costa Rica, México, Brasil y Chile «han hecho cosas bien y parece que están llegando al punto en que se miran» mutuamente en busca de conocer y poner en práctica las políticas públicas de desarrollo que les han funcionado mejor. Siendo una región de países de ingreso medio, en general el futuro es esperanzador, manifestó. «Hay buena filantropía (en Latinoamérica). Es nada más que la escala, la ambición, la expectativa seguirá subiendo. Creo que será algo global, incluso en India y China no ha ocurrido tanto. Veo mucho potencial».
La historia del empresario estadounidense es peculiar. Del éxito de Microsoft, convertida en una de las empresas de referencia en tecnologías de la información del planeta, pasó a poner más del 95% de su fortuna en filantropía. La gran pregunta que se hicieron él y su mujer, Melinda, fue si querían gastar ese dinero en ellos mismos o legárselo a sus hijos. Al no estar satisfechos con ninguna de esas opciones, optaron por devolvérselo a la sociedad.
«Ha sido un viaje emocionante juntos, aprender de salud, agricultura, educación y tomar los programas e implicarse mucho personalmente en estos temas intentando encontrar a los innovadores, cuáles son los mejores modos de alcanzar los resultados», expresa. «Un gran hito para nosotros fue cuando nuestro amigo Warren Buffet decidió darnos la gran mayoría de su fortuna, también para la fundación. Eso casi duplicó la escala del trabajo que podíamos hacer. Fue muy emocionante e hicimos lo mejor que pudimos para responder a la confianza que había puesto en nosotros», añadió.
A Bill Gates le gustaría ver que más magnates latinoamericanos y de otras regiones del mundo pongan su dinero en proyectos de desarrollo y cree que eso eventualmente sucederá. Él mismo promueve el Giving Pledge (La Promesa de Dar), una opción por la cual los millonarios donan la mitad de sus fortunas a la filantropía. «Con el tiempo creo que la filantropía aumentará en todas partes y ciertamente comparto mi positiva experiencia».