Los terroristas del Estado Islámico la usan como un estimulante sin poderes mágicos: solo activa la mente y quita el sueño
La crueldad y la frialdad con la que el Daesh perpetra sus acciones quizá solo se pueda entender desde la enajenación, como la que produce una droga sintética llamada fenetilina, más conocida como captagon.
El fármaco se empezó a fabricar en los años 60 como un posible tratamiento para la hiperactividad, la depresión y la narcolepsia. Veinte años más tarde se prohibió por su falta de potencial terapéutico. Pero hoy es la estrella del farmacoterrorismo y una droga más potente de lo que se sospechaba, según una investigación que publica la revista «Nature».
Francia incautó por primera vez un cargamento de captagon, la "droga de los yihadistas"
El estudio que firman dos laboratorios de investigación de Estados Unidos demuestra que la fenetilina es una «superanfetamina» con una gran complejidad química que favorece la aparición casi inmediata de sus efectos psicoactivos, detallan en su trabajo los investigadores del Instituto Scripps y The Skaggs.
Sin hambre y sin sueño
Lo que más inquieta de esta «superanfetamina» es que este estimulante está moldeando un ejército temerario, sin escrúpulos y obediente, dispuesto a acatar cualquier orden. Produce euforia y desinhibición, elimina la sensación de cansancio, el hambre y hasta el dolor. Quien la ha probado asegura que es imposible cerrar los ojos después de tomarla.
Es la sustancia perfecta para librar una guerra y matar sin escrúpulos. Pero como otras drogas genera terribles efectos secundarios y una grave dependencia. Si se deja de consumir, se entra en fases de insomnio, cansancio, ansiedad, y, en algunas personas, puede generar alucinaciones y episodios de psicosis.
Los grupos terroristas también utilizan esta sustancia para levantar la moral de manera farmacológica y fomentar un comportamiento hipervigilante.
Una vacuna contra la adicción
Los científicos se interesaron por esta droga «oscura» ante las informaciones que apuntaban hacia su uso por los yihadistas. Desentrañaron sus secretos y plantearon una nueva vacuna para controlar los efectos adictivos que, de momento, ha funcionado en ratones.
El trabajo también ha permitido desenredar la complejidad química de esta sustancia. Hasta la fecha, todos los esfuerzos previos habían fracasado. El equipo de investigadores del Instituto de Investigación Scripps y del Skaggs Institute, ambos en Estados Unidos, han averiguado por qué la fenetilina actúa de forma tan rápida y causa estos efectos.
El captagon es una combinación de anfetamina y teofilina, una mezcla que, según esta investigación, «incrementa las propiedades psicoactivas de las anfetaminas», lo que explicaría por qué genera una adicción tan fuerte».
Los científicos han profundizado en las propiedades de la droga a partir del desarrollo de una vacuna que ha sido probada en ratones, aunque esperan desarrollar en el futuro una investigación análoga en humanos.